Ahora lo recuerdo y me cago de risa, no sabes lo que fue ese día, desde la celda de al lado primero tranqui: “¡Llavero, necesito ir a enfermería! ¡Llavero necesito ir a enfermería!” Y así unas diez veces mínimo, después ya empezó a gritar, "ya voy , ya voy" contestaba el cobani a todos sus llamados.
Yo no sabía lo que tenía a pesar de que éramos vecinos, nunca decía nada, hablaba muy poco y después de que se lo llevaron nos enteramos que estaba enfermo de tuberculosis y supuestamente tenía esquizofrenia, aunque para mí nada que ver, yo lo veía como alguien normal o mucho mejor que el resto. Me pasaba las pastas que se negaba a tomar porque no se sentía como un loco, me decía "tomá fíjate si te pegan".
Bueno, cuando por fin se decidió el poli a llevarlo a enfermería ni bien abrió la puerta se comió uno tras otros los golpes con una especie de boleadoras, hechas con pilas y cubiertas en bollos de medias, "sabés que no me gusta repetir las cosas, una vez nomás te tengo que llamar" le decía como si fuera su viejo, ahí al toque llegaron como diez para reducirlo pero antes les surtió a todos unos buenos golpes, se rascaban la cabeza esos ratis.
Siempre dije que es increíble que no puedan con uno solo, los veía ahí re inútiles todos.
¡Si te contara cada historias de ese tipo!, era un loco bueno, con los buenos era bueno, o con quiénes no le jodían mejor dicho, al final no hay nadie "bueno bueno" parece, ni acá afuera ni allá dentro.